jueves, 15 de marzo de 2018

Un deporte muy completo

Subirse a lomos de un caballo y dar un paseo por la sierra o a orillas del mar es una actividad que combina diversión, superación personal y, por supuesto, ayuda a mantenerse en forma.
El gran elemento diferenciador de este deporte frente a otras disciplinas es la interacción con el animal, lo que lo convierte en una actividad aún más atractiva. Además, la equitación tiene grandes ventajas sobre el cuerpo para quienes lo practican. 

Respecto a beneficios físicos, mejora el equilibrio vertical y horizontal, el tronco se mantiene erguido, lo que favorece el control de la postura y ayuda a corregirla, regula el tono muscular y además, el hecho de que el caballo tenga una temperatura mayor a la del ser humano favorece la circulación sanguínea, también disminuye la espasticidad (músculos contraídos). Al tener que estar alerta ante posibles cambios de ritmo por parte del caballo se favorece la coordinación motriz fina y gruesa, los reflejos y la planificación motora y mejora la percepción del esquema corporal y favorece la adquisición de lateralidad.


Pero los puntos positivos de la equitación van más allá de lo meramente físico. El estar en contacto con el caballo favorece la confianza, el autocontrol de las emociones y también mejora la autoestima, la concentración, la capacidad de atención y, por tanto, repercute de forma positiva en la memoria.
Que el animal esté bajo nuestro control ayuda a una mejora en la capacidad de atención e inculca sentimientos como el respeto y la responsabilidad además proporciona nuevos conocimientos y favorece la ubicación en el espacio y en el tiempo.
Todos estos beneficios convierten equitación no solo en un deporte sino también en un interesante método de rehabilitación. Este es el caso de la Asociación Equitación como Terapia en la que trabajan sin ánimo de lucro con personas discapacitadas.

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